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Pintia

EL NACIMIENTO DE PINTIA

A orillas del Duero

EL NACIMIENTO DE PINTIA


Actualmente, el viñedo de Pintia se compone de un total de 96 hectáreas localizadas en distintas parcelas de manejo diferenciado, acorde con los estudios taxonómicos de suelos realizados. La variedad es la tinta de Toro con una edad media que ronda los 35 años y el marco de plantación es el tradicional de Toro (3 x 3 m.). La densidad es de 1.000 plantas por hectárea  con producciones medias de 3,5 kg. por planta.

 

Los suelos sobre los que se asientan los viñedos están formados sobre depósitos aluviales, que forman parte de terrazas altas del río Duero. Se sitúan en torno a los 700 metros de altitud, con un recubrimiento superficial arenoso que facilita la infiltración y reserva de agua. Principalmente se extienden sobre dos parcelas diferenciadas. Por un lado la denominada Garabitas, con suelos profundos y moderadamente pedregosos en la superficie, pero con abundancia de gravas en profundidad, lo que limita el enraizamiento de la planta entre los 40 y 70 cm y confiere al viñedo una buena precocidad en su ciclo de maduración. Por contra, en la parcela de Los Hoyos, los suelos son moderadamente profundos y muy pedregosos en la superficie, pero con gravas que amortiguan y regulan el régimen térmico superficial, y dan al viñedo una mayor precocidad de maduración.

El clima es extremado y continental, con influencias atlánticas y una pluviometría que oscila entre los 350 y los 400 mm  junto a temperaturas que alcanzan los 40ºC a finales de julio, para llegar a los -11ºC en los meses invernales. Estas particulares condiciones climáticas de extremado frío en invierno y calor en verano, un número de horas de insolación que supera las 2.600, con carencia de humedad ambiental que impide el desarrollo de enfermedades criptogámicas, unido a la pobreza de sus suelos, confieren una calidad excepcional a la uva y garantizan la consecución de grandes tintos.

 

 

Garabitas

 

Los suelos de la unidad Garabitas son profundos y presentan una pedregosidad superficial moderada. La presencia de abundantes gravas en profundidad asegura un buen drenaje interno del suelo pero limita la profundidad de enraizamiento, todo ello influye en un enraizamiento superficial de 40-70 cm que confiere al viñedo una buena precocidad en su ciclo de maduración de la uva. Es destacable, asimismo, el movimiento de carbonatos hacia los horizontes más profundos, característica indicadora de una mayor evolución. Y es por todo ello que constituyen suelos con gran capacidad de transmitir al vino su personalidad o tipicidad, debido a su elevado grado de madurez.

 

 

Los Hoyos

Los suelos de Los Hoyos son moderadamente profundos y de pedregosidad superficial muy abundante, de gravas poligénicas de terraza, que amortiguan y regulan el régimen térmico superficial. Presentan un buen drenaje, por la elevada proporción de gravas profundas. También en profundidad se aprecian frecuentes movimientos de carbonatos que culminan con el desarrollo petrocálcico (cementado por carbonatos), que indica el más alto grado de madurez y evolución de estos suelos. Asimismo, confieren al viñedo una mayor precocidad que el resto, debido al menor volumen de exploración de las raíces y su distribución más superficial. Se trata de una unidad homogénea, muy apta para el viñedo de alta gama.


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